Tras la
publicación del post en el que os advertía de los riesgos para la salud por
utilizar las antiguas traviesas de ferrocarril en jardinería, era casi de
obligado cumplimiento que le dedicase un artículo a la estupenda alternativa
que hoy podemos encontrar en el mercado, en variedad de marcas y formatos y que
se ha venido a denominar eco-traviesa.
La
eco-traviesa no es otra cosa que una viga de madera tratada para su exposición
en el exterior, envejecida para la imitación de las antiguas traviesas de
ferrocarril y, según los formatos, teñida en tonalidades oscuras. ¿Cuál es la
gran diferencia con las antiguas traviesas?, que en sus procesos de fabricación
no se emplean sustancias perjudiciales para la salud. Son vigas fabricadas a
día de hoy, no recuperadas, por lo que su obtención se realiza siguiendo los
actuales protocolos de actuación acordes a los controles exigibles según la
normativa vigente.
Evidentemente,
un envejecimiento artificial nunca va a ser igual que uno natural, pero es
cierto que en el mercado existen productos de muy buena calidad y más que
aceptable condición estética.
Las
originales de los antiguos ferrocarriles
estaban hechas con madera de roble por su dureza y resistencia.
Actualmente, la mayoría de las eco-traviesas están fabricadas con madera de
pino, si bien algunas marcas ofrecen la opción del suministro en roble. Las dimensiones
disponibles en el mercado son variadas, si bien una medida que podríamos dar
por estandarizada es la de 22x12x250 cm. La madera de pino es más blanda y no
tiene tanta resistencia, pero en la mayoría de los casos vamos a utilizar las
vigas en pequeños parterres, por lo que nos importa la durabilidad pero no la
capacidad mecánica de las piezas. Cierto es que, en ocasiones, podemos
utilizarlas para crear muretes de contención de tierras y en esos casos, quizá
nos compense gastar un poco más y encargar las vigas de roble. En alguna
ocasión me ha ocurrido que las traviesas se han empezado agrietar incluso antes
de ser colocadas en los parterres, con el simple hecho de dejarlas acopiadas al
sol. Esto puede ocurrirnos si la madera suministrada no está convenientemente
seca y al ponerla al sol, la rápida pérdida de humedad unida a la dilatación
del material, hace que éste se abra. Por tanto os doy un consejo fácil, que es
regarlas durante el tiempo que estén acopiadas si vemos que hace mucho calor;
con ello conseguiremos mantenerlas hidratadas y no sufrirán tantos cambios bruscos de condición material.
Una vez colocadas formando el parterre, la propia humedad de la tierra vegetal
contribuirá a la estabilización de los agrietamientos.
No
obstante, si se agrietan un poco, en tanto no se trate de una patología
escandalosamente preocupante, tampoco debiera importarnos mucho pues esta
circunstancia potenciará si cabe la estética perseguida de vieja viga
recuperada.
Comentarios
Publicar un comentario