Existe
una máxima en relación con el diseño de jardines que nos enseña a generar
expectación antes de mostrarlo todo: Antes de ver… intuir.
Un
espacio ajardinado debe invitar a su recorrido generando sorpresa y diferentes
sensaciones, pues es la manera de imprimir fuerza en una atmósfera. Si nos
vamos aproximando a una zona verde y antes de sumergirnos en ella nuestra vista
ya puede alcanzar toda su extensión y entidad, rápidamente perderemos el interés
por “descubrir”. Es necesario crear diferentes perspectivas, puntos de nuevo
inicio visual y encuentros inesperados.
Las
formas de conseguir estos efectos pasan por diferentes recursos que podemos
enumerar en:
-
Cerrar visualmente algunos puntos de paso para que al traspasarlos
nuestro campo de visión vuelva a abrirse.
-
Crear pantallas vaporosas con árboles o arbustos que dejen intuir lo
que vamos a encontrar detrás de ellas pero dificulten la fácil identificación
de la escena.
-
Diseñar elementos arquitectónicos que tapen visuales o las enmarquen,
jugando con el espacio y nuestras retinas.
- Crear recorridos que tengan un sentido hacia un final espectacular y
fácil de intuir. Si ocultamos un estanque pero lo dotamos de una cascada que
nos haga llegar el murmullo del agua, no necesitaremos ver el agua para ir a
buscarla.
- Crear umbrías con un halo de misterio donde encontrar frescor y
plantas inesperadas.
Recursos
puede haber muchos, pues se trata de jugar con nuestra curiosidad. ¿Se te
ocurren más?, hagamos un debate…
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